ABONO
Los abonos, o fertilizantes, son sustancias orgánicas o inorgánicas de origen natural o sintético, que aportan a las plantas uno o varios elementos nutritivos indispensables para su desarrollo. Las plantas se alimentan de los macro y micronutrientes presentes en el suelo. Nuestros cultivos van agotando los nutrientes del suelo que debemos reponer mediante las técnicas de abonado.
La principal función del abono es proporcionar elementos nutrientes a las plantas mientras que, si lo que queremos es modificar o mejorar las propiedades y características físicas, químicas o biológicas del suelo, usaremos una enmienda. Gracias al abonado, mejoramos el suelo como sustrato de cultivo, complementamos el suministro natural de nutrientes y restituimos los elementos extraídos por el cultivo.
El desarrollo de las plantas está estrechamente ligado a la fertilidad de los suelos. Las plantas se alimentan gracias a los nutrientes existentes en los suelos, que absorben en su forma inorgánica y se dividen en macro y micronutrientes atendiendo a cuán necesarios son para el desarrollo de las plantas.
Los abonos o fertilizantes pueden ser orgánicos o de minerales. Los abonos orgánicos proceden de residuos animales o vegetales y contienen grandes cantidades de materia orgánica, por lo que son de origen natural. Los abonos de minerales pueden proceder de la síntesis química de elementos o de minerales extraídos del suelo y no contienen materia orgánica. Ambos tipos de fertilizantes aportan nutrientes a las plantas aunque los de origen orgánico también pueden ser considerados enmiendas al mejorar las características físicas del suelo.

Ejemplo de las transformaciones que sufre en el suelo un macronutriente (N) dependiendo del origen del abono: inorgánico u orgánico
Los abonos orgánicos son de acción lenta debido a que los microorganismos del suelo deben actuar sobre él para transformar las formas orgánicas de los elementos en inorgánicos antes de ser absorbidos por las raíces. Esto también es un punto positivo pues efectúa un suministro continuo de alimento a las plantas. Los abonos orgánicos más conocidos son el mantillo y el compost. El aspecto de estos abonos es muy similar al sustrato, aplicándose directamente sobre el mismo.
Los abonos de origen mineral se disuelven y actúan con facilidad en el suelo. Un exceso de fertilización tanto orgánica como inorgánica puede generar problemas medioambientales como la eutrofización. Abono orgánico no es sinónimo de abono ecológico ni de inocuidad. El abono orgánico debe manejarse correctamente y su origen puede distar mucho de ser ecológico. La sangre secada, los huesos en polvo, excrementos o harinas de pescado que proceden de mataderos, granjas o industrias pesqueras rara vez son ecológicos al proceder de animales tratados.
En suelos agrícolas, la obtención de elevadas producciones está directamente relacionada con la calidad físico-química del suelo y el agotamiento de los nutrientes es un grave problema a la hora de conseguir buenas cosechas. Por ello es importante un buen manejo de las técnicas agrícolas para que la generación de alimentos sea sostenible/sustentable, es decir, perdurable a través de los años, sin que se provoque la degradación del recurso suelo.
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